Madonna descansa junto a sus hijos antes de sus conciertos en Puerto Rico
Escrito por Juan Bautista el 28/01/2016
San Juan.– La cantante estadounidense Madonna descansa hoy acompañada de tres de sus cuatro hijos en un lujoso complejo hotelero de la costa noreste de Puerto Rico, horas antes de su concierto en San Juan.
La presentación de este miércoles tendrá lugar en el Coliseo de Puerto Rico José M. Agrelot de San Juan, como parte de su gira mundial “Rebel Heart” (Corazón rebelde), y será la primera que la reina del pop ofrezca en Puerto Rico en más de dos décadas.
Según el diario Primera Hora, Madonna llegó a Puerto Rico en la madrugada del lunes al martes acompañada de sus hijos Lourdes, David y Mercy James, e inmediatamente fueron trasladados al hotel de cinco estrellas St. Regis Bahia Beach, en el municipio de Río Grande.
Está previsto que la cantante y sus hijos se desplacen en helicóptero hasta el coliseo donde se llevará a cabo la presentación.
Según se ha filtrado a través de su equipo de producción, la artista de 57 años reclamó algunos detalles muy particulares para su camerino, aunque por lo general suele viajar con la mayor parte de las cosas que quiere tener cerca cuando actúa, como un pequeño gimnasio.
Así, se ha publicado -sin que su publicista lo haya confirmado a Efe- que la cantante, que arrancó su gira el 9 de septiembre pasado en Montreal, Canadá, reclama que en su camerino haya candelabros de oro y plata, manteles rojos de seda y una vajilla de cristal y porcelana.
Su camerino estará decorado con un mínimo de 350 rosas blancas y rojas y contará con un espacio reservado para sus mascotas.
Las presentaciones en la isla son las primeras de la cantante en la isla 22 años después de su última actuación, marcada por su polémico gesto de pasarse la bandera puertorriqueña por la entrepierna mientras estaba subida al escenario.
El 26 de octubre de 1993 actuó en el estadio Juan Ramón Loubriel de Bayamón, localidad cercana a San Juan, frente a 20.000 personas, que presenciaron en directo aquel comentado gesto que no sentó nada bien entre los puertorriqueños.